Romper
ayuno 24 de marzo: 07:12 - 11:45
RECETAS
TOMATES
RELLENOS
Ingredientes:
- 1 patata grande
- 1 calabacín
- 1 bulbo de hinojo
- 3 tomates grandes
- Eneldo, Pimienta, sal y aceite de oliva
Preparación:
Cortar
en laminas finas la patata y el calabacín y picar finamente el bulbo de hinojo.
Colocar
en una sartén la patata el calabacín y el hinojo, cubrir con aceite y un poco
de sal y tapar. Dejar cocinando a fuego medio hasta que los vegetales estén
tiernos pero no muy cocinados.
Cortar
los tomates por la mitad y vaciar.
Cuando
la patata y el calabacín estén hechos escurrimos el aceite y hacemos un puré
con un tenedor aliñando con la pimienta y el eneldo. Rellenamos los tomates con
esta masa.
Precalentamos
el horno a 200º y horneamos hasta que quede doradita la superficie. (unos 30 minutos)
ENSALADA DE CALABAZA DULCE (todo crudo)
Ingredientes:
- 1 pedazo de calabaza rallada.
- 1 remolacha rallada
- 1 zanahoria rallada
- 1 cucharada de coco rallado
- 1 puñado de pasas
- 1 mandarina a gajos
- 8 nueces troceadas
Vinagreta:
Aceite
de oliva, zumo de limón, menta fresca, sal y una cucharadita de miel. (mezclar
todos los ingredientes en un bote de cristal con tapa. Se puede conservar en la
nevera)
Preparación:
Mezclar
todos los ingredientes en un bol junto con la vinagreta al gusto.
Conoce la verdadera historia de:
Amalaki
Ekadasi 23 de Marzo de 2013
El Rey
Mandhata, dijo en una ocasión a Vasistha Muni, “Oh gran sabio, ten la
amabilidad de ser misericordioso conmigo y refiéreme sobre un ayuno sagrado que
me beneficiará eternamente”. Vasistha Muni replicó, “Oh rey, ten la gentileza
de escuchar mientras describo el mejor de todos los días de ayuno, Amalaki
Ekadasi. Aquel que observe fielmente un ayuno en este Ekadasi, obtiene una
enorme riqueza, se libera de todos los efectos de toda clase de pecados y
alcanza la liberación. Ayunar en este día es más purificador que donar mil
vacas en caridad a un brahmana puro; entonces por favor escucha con
atención mientras narro la historia de un cazador que, aunque diariamente
ocupado en matar animales inocentes para su sustento, alcanzó la liberación por
observar un ayuno en Amalaki Ekadasi y acatar las reglas y regulaciones
prescritas de adoración .
Había una vez
un reino llamado Vaidisa, donde todos los brahmanas, ksatriyas, vaisyas y
sudras estaban igualmente dotados con conocimiento Védico, gran fuerza
física y fina inteligencia. Oh león entre los reyes, todo el reino estaba lleno
de sonidos Védicos, ni una sola persona era atea, y nadie pecaba. El regente de
este reino era el Rey Pasabinduka, un miembro de la dinastía de Soma, la luna.
El también era conocido como Citraratha, y era muy religioso y veraz. Se
refiere que el Rey Citraratha tenía la fuerza de diez mil elefantes y que era
muy rico y conocía las seis ramas de la sabiduría Védica a la perfección. (1).
Durante el
reinado de Maharaja Citraratha, ni una sola persona en su reino intentó practicar
el dharma (deber) ajeno, tan perfectamente ocupados en sus propios
deberes estaban todos los brahmanas, ksatriyas, vaisyas y sudras en
sus propios dharmas. No se veía en toda la tierra ni miseria ni hambre,
como tampoco había sequías o inundaciones. Ciertamente, el reino estaba libre
de la enfermedad y todos disfrutaban de buena salud. Las personas prestaban
servicio devocional amoroso a la Suprema Personalidad de Dios, el Señor Visnu,
como lo hacía el rey, quien también prestaba servicio especial al Señor Siva.
Además, dos veces al mes todos
ayunaban en
Ekadasi. De esta forma, oh el mejor de los reyes, los ciudadanos de Vaidisa
vivieron muchos largos
años con gran
felicidad y prosperidad. Abandonando todas las variedades de religión
ritualística, ellos se dedicaban por completo al servicio amoroso del Señor
Supremo Hari.
Una vez, en el
mes de Phalguna, llegó el ayuno sagrado de Amalaki Ekadasi, conjuntamente con
Dvadasi. El Rey Citraratha comprendió que este ayuno en particular dispensaría
especialmente un gran beneficio y en tal sentido observó junto a todos los
demás ciudadanos de Vaidisa este sagrado Ekadasi muy estrictamente, acatando
cuidadosamente todas las reglas y regulaciones.
Tras bañarse en
el río, el rey y todos sus súbditos fueron al templo del Señor Visnu, donde
crece un árbol Amalaki. Primero el rey y sus principales sabios ofrecieron al
árbol un cántaro lleno de agua, así como un fino dosel, zapatos, oro,
diamantes, rubíes, perlas, zafiros e incienso aromático. Seguidamente, ellos
adoraron al Señor Parasurama con estas plegarias: ‘Oh Señor Parasurama, oh hijo
de Renuka, Oh todo complaciente, Oh liberador de los mundos, ten la amabilidad
de venir bajo este sagrado árbol Amalaki y aceptar nuestras humildes
reverencias’. Luego, le oraron al árbol Amalaki: ‘Oh Amalaki, Oh progenie del
Señor Brahma, tú puedes destruir toda clase de reacciones pecaminosas. Por
favor acepta nuestras respetuosas reverencias y estos humildes regalos. Oh
Amalaki, tú eres realmente la forma de Brahman y en una ocasión fuiste adorado
por el propio Señor Ramacandra. Quienquiera te circumbale es liberado de
inmediato de todos sus pecados ‘.
Tras
ofrecer estas excelentes plegarias, el Rey Citraratha y sus súbditos
permanecieron despiertos durante toda la noche, orando y adorando conforme a
las regulaciones que gobiernan el sagrado ayuno de Ekadasi. Fue durante ese
auspicioso tiempo de ayuno y plegaria que un hombre muy irreligioso se aproximó
al grupo, un hombre que se mantenía junto a su familia de la matanza de
animales. Abrumado tanto por la fatiga como por el pecado, el cazador vio al
rey y a los ciudadanos de Vaidisa observando Amalaki Ekadasi realizando una
vigilia nocturna completa y adorando al Señor Visnu en el hermoso marco
forestal, el cual estaba brillantemente iluminado por muchas lamparillas. El
cazador se escondió en las cercanías, preguntándose que era eso tan
extraordinario que veía. ‘Qué está pasando aquí?’, -pensó. Lo que vio en ese
adorable bosque debajo del sagrado árbol
Amalaki fue la Deidad del Señor Damodara,
que estaba siendo adorada sobre el asana de un cántaro de agua y lo que
oyó fueron los devotos entonando canciones sagradas describiendo los
pasatiempos y formas trascendentales de Sri Krsna. Pese a sí mismo, ese matador
irreligioso tenaz de animales y aves inocentes, pasó toda la noche muy
sorprendido mientras contemplaba la celebración Ekadasi y escuchaba la
glorificación del Señor.
Poco después
del amanecer, el rey y su cortejo real – incluyendo a los sabios de la corte y
todos los ciudadanos- completaron su observancia de Ekadasi y regresaron a la
ciudad de Vaidisa. El cazador entonces regresó a su choza y comió feliz su
alimento. En su debido momento, el cazador murió, pero el mérito que había
obtenido por ayunar en Amalaki Ekadasi y por oír la glorificación de la Suprema
Personalidad de Dios, así como por haber sido obligado a quedarse despierto
toda la noche, todo ello lo capacitó para renacer como un gran rey dotado de
muchos carros, elefantes, caballos y soldados. Su nombre era Vasuratha, el hijo
del Rey Viduratha, y el gobernó sobre el reino de Jayanti.
El Rey
Vasuratha era fuerte y valiente, tan brillante como el Sol y tan apuesto como
la Luna. En fuerza era como Visnu y en cuanto a la clemencia era como la propia
tierra. Muy caritativo y siempre veraz, el Rey Vasuratha siempre prestaba
servicio devocional amoroso al Señor Supremo, Sri Visnu. El por consiguiente se
volvió muy versado en el conocimiento Védico. Siempre activo en los asuntos de
Estado, disfrutaba cuidando con excelencia de sus súbditos como si fueran sus
propios hijos. Le disgustaba todo aquel que fuera orgulloso y si lo veía lo
aplastaba. Realizó muchas clases de sacrificios y siempre se aseguró que los
necesitados de su reino recibieran suficiente caridad.
Un día,
mientras cazaba en el bosque, el Rey Vasuratha perdió su camino. Vagó por algún
tiempo hasta que se fatigó, se detuvo a descansar debajo de un árbol,
utilizando sus brazos como almohada, y se quedó dormido. Mientras dormía,
llegaron hasta él unos indios bárbaro y recordando su enemistad de larga data
hacia el rey, comenzaron a deliberar entre ellos sobre la forma de matarlo. ‘Es
porque el mató a nuestros padres, madres, cuñados, nietos, sobrinos y tíos que
nos hemos visto forzados a vagar desamparados como locos’. Así diciendo, se
prepararon a matar al Rey Vasuratha con diversas armas, incluyendo lanzas,
espadas, flechas y sogas místicas, mas ninguna de estas armas mortales pudo
siquiera rozar al rey que dormía y pronto los indios incivilizados, comedores
de perro se asustaron. Su temor disipó su fuerza y en poco tiempo perdieron la
poca inteligencia que tenían y casi sumidos en la inconsciencia por la
debilidad y la confusión. Súbitamente apareció una hermosa mujer delante del
cuerpo del rey, alelando a los aborígenes. Decorada con muchos ornamentos,
emitiendo una maravillosa fragancia, usando una excelente guirnalda alrededor
de su cuello, con sus cejas arqueadas en un humor de ira feroz y con ojos rojos
y ardientes, ella parecía la muerte personificada. Con su ardiente cakra ella mató rápidamente a todos los
indios cazadores que habían tratado de matar al rey dormido.
Justo entonces
el rey despertó y al ver a todos los indios muertos tirados alrededor suyo, se
sorprendió. Se dijo, ‘Todos estos son enemigos míos! Quién los ha matado tan
violentamente? Quién es mi gran benefactor?’.
En ese preciso
momento, se oyó una voz desde el cielo, ‘Preguntaste quien te ayudó. Bien,
quién es esa persona que por sí sola puede ayudar a quien está afligido? El no
es otro que Sri Kesava, la Suprema Personalidad de Dios, Aquel que salva a
todos los que se refugian en El sin ningún motivo egoísta’.
Al oír estas
palabras, el Rey Vasuratha desbordó de amor por la Personalidad de Dios.
Regresó a su ciudad capital y reinó allí como un segundo Indra, sin ningún
obstáculo en absoluto.
‘Por
consiguiente, Oh Rey Mandhata’, el venerable Vasistha Muni concluyó, ‘todo
aquel que observe Amalaki Ekadasi llegará indudablemente a la morada suprema
del Señor Visnu, tan grande es el mérito religioso acreditado a partir de la
observancia de este muy sagrado día de ayuno’.
Así termina la
narración de las glorias de Phalguna-sukla Ekadasi o Amalaki Ekadasi, del
Brahmanada
Purana.
Notas
1. Las seis ramas de la
sabiduría Védica son (1) el sistema de Karma-mimamsa de Jaimini; (2) el sistema
Sankhya del Señor Kapila, el hijo de Devahuti, (3) la filosofía Nyaya de
Gautama y Kanada; (4) la filosofía Mayavada de Astavakra; (5) los Yoga-sutras
de Patañjali y (6) la filosofía Bhagavata de Srila Vyasadeva.